Cerca del 90% de la energía utilizada para lavar ropa se gasta al calentar el agua. Por eso, para ahorrar en la factura de la electricidad, debemos usar menos agua o usar agua más fría, o al menos escoger aquellos programas de menor temperatura. A menos que trate de sacar manchas de grasas, el agua tibia o fría servirá por lo general para hacer un buen lavado de la ropa. Y ajustar el control de temperatura de caliente a tibio puede reducir el uso de energía a la mitad.